Hablar de caminos y de rutas tradicionales, supone echar una mirada a lo más profundo de nuestra historia. Se tratan, de obras civiles de interés social y cultural que forman, en su conjunto, el patrimonio viario de un territorio, el cual, ha sido la base para el desarrollo de los pueblos, adaptándose a la geografía y a las necesidades de los vecinos y transeúntes, como hoy lo son el conjunto de carreteras y autovías.
Los caminos, también pueden concebirse como ‘aulas’ de interpretación y conocimiento de los entornos que recorren. Pero, los avances en los medios de transporte, los nuevos hábitos y costumbres en el medio rural, han dejado olvidados a los pequeños caminos, los cuales paulatinamente se van perdiendo sobre el terreno y en la memoria, con grave riesgo de desaparición.
El senderismo o sencillamente, el paseo, suponen un uso generalmente extendido para los viejos caminos, demandado por el visitante foráneo de las ciudades cuando se acerca al mundo rural, en busca de actividades de ocio reconfortantes y sensaciones vivificantes, buscando el encuentro con sus habitantes, tradiciones, productos y entornos naturales. Esta actividad, supone una ayuda complementaria para los proyectos de promoción local de las zonas deprimidas.
También, para los habitantes locales, la recuperación y puesta en valor de los caminos, significa recuperar su memoria, recordando aquellas viejas rutas que con tanto esfuerzo se mantuvieron vivas, interpretando el importante legado que contienen y mirando con otros ojos los ecosistemas naturales de cada localidad.
lunes, 20 de octubre de 2008
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