Del”Tejar” carretera abajo o lo que es lo mismo, “Puerta Del Infierno” carretera arriba, vamos a localizar el carril al que llamaremos “coto de caza”. En su comienzo, a pié de asfalto, hay un cartelito que así lo señaliza.
Si nos desplazamos en coche bien podemos dejarlo un centenar de metros monte adentro. Donde más menos está la intersección con “el tejar”.
Índice de dificultad media. Ruta lineal. 10 Km. Aproximadamente. Mejor llevamos agua, no hay fuentes, no hay sombra. Salvo donde muere el camino en un claro del bosque. No es posible silla de ruedas. No es accesible para senderistas de baja movilidad. Muy recomendable bastón de apoyo y buen calzado preferiblemente botas de montaña.
En el año 2009 se produjo un corrimiento de tierras dando origen a surcos o bastante profundos como para impedir el paso de 4X4. Desde entonces, el bosque ha ido reivindicando el territorio recubriendo buena parte de la vía. Permaneceremos por buen camino si vamos dejando el perfil de caída permanentemente a la izquierda. Magnífico circuito para mountain bike.
Disfrutaremos de una amplísima cohorte de familiares del reino no humano. Paraíso de los amigos de insectos de toda clase y condición y, que decir de los mensajes aromatizados del Fauno. Pero lo que de verdad en verdad más vamos a agradecer es, EL SILENCIO.
Las vistas son magníficas.
Ruta 7
”COTO DE CAZA". FASCINANTE
Dificultad media.
Recorrido lineal.
Distancia estimada: unos 10 Km. ida y vuelta.
Llevar agua. No hay fuentes.
Poca sombra en toda ella, salvo en el tramo final.
No es viable para silla de ruedas. Absolutamente desaconsejada para senderistas de escasa movilidad.
Necesario bastón de apoyo y botas de montaña.
¡VEN A MÍ GALLINITA CIEGA!
Es cansado y monótono verte obligado a arrastrar el bastón para intentar conseguir obtener buenas referencias. Pero, ¡Es lo que toca!.
Estamos hablando de rastrear el vértice o, límite de la carretera, , puesto que el arcén es inexistente.
Desde “los arcos”(esa pequeña formación en línea de túneles); nos vamos a situar en margen izquierdo de carretera en dirección a Fuertes cusa. El comienzo del carril que conocemos como “coto de caza” puede estar alrededor de unos 500 metros de modo que, lo vamos a tomar con cierta tranquilidad. Llegado el momento de su localización, ésta, se mostrará inequívocamente cuando encontremos una especie de puentecito que secciona el sumidero vierte aguas de la propia calzada asfaltada. Serán unos 3 metros de interrupción de la línea del surco aliviadero.
El suelo se nos presenta de grava y cantos rodados con salpicones esporádicos de matorral bajo.
POSICIONAMIENTO EN LA MARCHA
Si nos mantenemos por su lado derecho, no hay peligro, si bien, no olvidemos la conexión con "EL TEJAR", DE MANERA QUE, MANTENGAMOS EL RUMBO ADECUADO. Vigilando la siniestra, no pagaremos males mayores. A la izquierda, importantes terraplenes, ralenticemos el paso. No obstante, la referencial caída como la demarcación de la subida lateral derecha, son determinantes para poder seguir sin dudarlo, una correcta interpretación del camino. De hecho, debemos seguir siempre la línea del barranco en la seguridad de caminar en la buena dirección.
“CHUQUI”; LA HUELLA ASESINA
Al cabo de un kilómetro, más menos, el dibujo del carril desaparece por completo, tapizado por matas de aromático orégano, más que generosos parterres asilvestrados de la medicinal tomillo y acometidas del enérgico romero.
Enseguida, apreciaremos importantes cambios en el perfil de la senda.
En pocas ocasiones el-la senderista ciego-a (Ministerio de Igualdad), tendrá la posibilidad de comprobar insitu, las huellas que sobre el terreno deja un corrimiento de tierras. Francamente ¡Acojona!
El suelo por el que caminamos es ahora un gran trozo de pastel de tierra. Marcados surcos de hasta 2 metros de hendidura, nos limitan el paso en ambos laterales. El pasillo es de apenas de 50 centímetros. Un resbalón y ¡Cráck!; puturruá de ciego-a.
DESCRIPCIÓN DEL ENTORNO
La montaña, nos enseña sus secretos:
Algún pino enraizado en rocas, reventadas por un rayo.
El cauce del Escabas seccionando el monte.
A Nuestra espalda e izquierda, repentinas y muy empinadas cuestas.
El silencio más absoluto, tan sólo roto, por el sonido del viento recorriendo los pinares.
A nuestros pies, buitres en perfecta formación.
Sobrevolándonos aves que producen extraños e inquietantes sonidos.
Picachos que recuerdan películas de John Ford, como si en cualquier momento fuesen a aparecer los indios.
Como si de un tobogán se tratara, la senda nos irá situando por encima de la verde espesura.
Cuanta más altura alcanzamos, mayor es la impresión de vivir en un mundo de gigantes.
El bosque adquiere semejanza a la de una moqueta arrugada; salpicada de protuberancias y desgarros. Las copas de árboles, picudas unas y redondeadas otras, pujan por llegar a ser más altas que la luna.
Nubes de blanco algodón, viajan por etéreos caminos; sin normas, sin obstáculos, anárquicamente, con toda libertad. Transformando su aspecto en cuestión de minutos, moldeadas a capricho de la brisa.
A vista de pájaro, la línea del horizonte se confunde y difumina "como rostro de un pasado, como el presagio de un futuro, pero latente e inquieto como el presente".
El alto llano donde finaliza la ascensión, se asemeja a una pequeña plazuela redondeada y delimitada por arbustos e impertinentes troncos arbóreos que impiden el paso.
Mucha sombra y estupendo lugar para un merecido descanso.
RETORNAMOS. OJITO CON LA BAJADA
Ahora el límite del descenso lo pone la carretera desde la que emprendimos la marcha.
¡Qué! ¿Os ha gustado?
¡Pues ea! ¡Volver a empezar!
Al fin de Vuelta!!!!!!
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