Me siento punto convergente de contradictorios sentimientos; a saber:
Añadir mi criterio a los miles existentes que se pronuncian a favor de dar a conocer las sobresalientes riquezas paisajísticas del Alto Tajo o, posicionarme en el extremo opuesto, proponer se pongan puertas al campo, tirar la llave y, a quien cruce la línea, ¡Que lo fusilen!
El día que los gringos que hablan por la nariz y, el día que saquen a los japoneses de la contemplación del esplendor decadente de nuestras ciudades, que, la Santa Virgen Del Barranco nos coja confesados. Aunque quizás, sean ellos los que realmente valoren en su justa medida, lo que por esta colmena de abejas locas que forma este cuajo llamado España viene sucediendo desde hace unos cuantos siglos y, además de redescubrirnos El Quijote y la belleza del idioma de Cervantes: EL ESPAÑOL; nos den lecciones de cómo se han de hacer las cosas. Claro está, Pudiendo hacerlas mal, ¡Para qué, hacerlas bien! En este país donde no cabe un inepto más, de amplio subvenir de gentes envidiosas, analfabetas y con un punto de mala leche fuera de lugar.
Nuestro paseo enmarañado por estas tierras, fue como decía, de encontrados sentimientos. De libertad unos. De fustración y cabreo otros. Les apuesto, la claridad de una bombilla en un día soleado de verano a, noche cerrada como cojones de grillo, que si se mantiene limpios de polvo y paja de la mugre nacional o, nacionalista, les va a suceder lo mismo.
Vaya por delante mi admiración por esos pequeños crepúsculos de la rama hostelera que rascan lo que pueden o, lo que les dejan, superviviendo como pueden ofreciendo, una calidad gastronómica o de “aposentos”, muy superior a la que pudiera darse en relación a sus precios. Sin embargo, cuando crees que vas a bailar con la más guapa y, te das cuenta demasiado tarde para evitar ceñirle el brazo por el talle, como una enorme verruga la crece en la punta de la nariz, te quedas, primero, con la boca como la entrada al Metro politano, para después, poner pies en polvorosa como el ínclito: “Mic Mic”.
Todo comienza cuando a través de ese invento diabólico que es Internet, se despliega en sucesión casi ilimitada, de ofertas y, contra ofertas: casa rural “Fulanita”. Hotelito con encanto “Menganito”. Hostal en plena naturaleza salvaje “Frutano de Tal”. etc., etc., etc. Hasta que al fin, te determinas: “Parece mono”. “La relación precio-calidad es interesante”. “Nos queda cerca de esto y lo otro”.
Emprendes el camino prometiéndotelas a lo Indiana Jones en plan reláx con tu chica. Llegas a Peralejos de Las Truchas. Localizas ese lugar con encanto, y, al penetrar por esas puertas de madera que a poco te separan de tu equipaje dejándote, las manos frías e inertes, empiezas a mosquearte y a pensar que en algo, te has equivocado: ¿Quizás, de pueblo? Pero no, es el hostal de Peralejos, de fachada rústica preciosa, rodeado de parajes salvajes y fantásticas vistas. Debo de puntualizar, que hotel, lo que se dice hotel, no hay en esta población; al menos, cuando nosotros fuimos, esto, era lo más parecido.
Después de unos minutos larguísimos, alguien se acercó a nosotros con la mirada puesta en el perro guía, mirada, que valoraba la peligrosidad de tan fiero animal; si Iodo hablase, imagino lo que diría:
"¡Oye! Cara culo, ¿En que idioma prefieres que te conteste?"
Prevista una semana, soportamos estoicamente, tres días:
Sucio hasta la arcada, cutre, ruidoso hasta las tantas, de viandas escasas y mal cocidas,…,. Ya teníamos decidido marcharnos cuando un temporal de nieve precipitó la huida. Tal fue así, que en una sola hora, dimos por desaparecido al coche. Y para colmo de males, alguien comentó que la quita nieves nunca llegaba a tiempo.
http://www.turismocastillalamancha.com/alojamiento/hostales/peralejos-de-las-truchas/hostal-el-tajo/#a
Desconozco en primera persona si en todo El Señorío de Molina de Aragón, hay hospedaje alguno accesible, lo que es adaptado, ni me lo planteo. Recientemente, en una actividad sobre árboles singulares que tubo a bien invitarnos el centro Del Cuadrón, provincia de Madrid, se dio la curiosa casualidad que uno de los asistentes de nombre Felipe, fue durante cinco años el gestor del albergue de Peralejos de Las Truchas, me aseguró, que al menos accesible, sí lo era; como dije antes, en primera persona no lo he comprobado.
La capital de la comarca: Molina de Aragón, tiene un muy agradable paseo. Ciudad que conserva muchas de sus capas medievales. El castillo, está prácticamente derruido pero aún, denota grandeza. Si vais con perro guía, mucho cuidado con las escaleras por las que se accede desde la población hasta el mojón donde se haya la fortaleza: botellón; lo que equivale a cristales por todas partes, botes por el suelo y restos de comida que para ellos, pueden ser muy suculentos.
Sugerimos, visitar Checa y Chequilla. Encontramos una preciosa ruta hasta la antigua ubicación donde se celebraban las corridas de toros. Se puede acceder o por una senda muy mal delimitada y peor señalizada o, por un cómodo carril que parte desde Checa; más menos, unas 3h de caminata; a paso tranquilo, ida y vuelta. Ideal para personas de movilidad reducida y sillas de ruedas; el terreno es suave y con pocas piedras. En realidad, el corral de los toros, es una pequeña torca.
No podemos dejar la comarca sin haber visto el santuario de origen celtíbero de La Virgen del Barranco. El puente de San Pedro, donde confluyen el río Gallo y el Tajo y, todos y cada uno de los miradores que os encontréis por esos caminos o carreteras; no os dejará indiferentes.
Antes de finalizar, quiero referirme a un hecho que por singular y curioso, no carente de su pizca de guasa, nos ocurrió en Peralejos. La primera mañana de nuestra estancia, la invertimos en pasearnos por toda la población acompasados, por el “glu-glu” de las tripas por merced, del santo desayuno. Teníamos deseos de conocer algún paraje de esos que dicen ser aislados y por tanto, escasamente ojeado por humano alguno. Localizada la oficina de turismo, único estamento que allí debe funcionar bien, nos recomendaron fuéramos a un páramo que reunía esas condiciones tan ansiadas, asegurándonos, “No veréis un alma en kilómetros a la redonda, por algo, es conocido como el barranco de los silencios”.
Pues bien, allá que nos dirigimos entusiasmados ante la perspectiva de pasar una jornada que saciara el hambre de paz.
La cosa no iba mal pues, durante cuatro horas, enteras, lo único que vimos fueron algunas huellas de neumáticos de los 4x4.
Nos adentramos en el fantástico paraje, el soniquete de algunos compañeros alados y el pausado repiquetear de un arrollo cercano, eran los antídotos anti estrés que tan ansiadamente habíamos soñado.
Comimos al amor de un gran pié rocoso donde se dislumbraba la entrada de una enigmática cueva.
Todavía con buena luz, nos adentramos un poquito más, un poquito más, y así, hasta encontrarnos ante un lecho de eces de grandes mamíferos; ¡Guau!
Casi sin hacer ruido, agarrando de cerca al guía, seguimos, un poquito más.
Y de pronto, Yodo, el perro guía (de ciegos), se erizó como un puerco espín, elevó el rabo, y con un seco tirón, se soltó de mi mano:
“YODO VEN, YODO VEN”
Ni Yodo ven ni leches en vinagre.
Cuan espugnic, se lanzó en pos de un rastro que nos acercaba a un fondo rocoso, casi, inexpugnable.
Sorpresivamente, asomó la jeta un tipo con gafas de sol que, estaba haciendo sus necesidades mayores, y soltó:
¿¡Donde van los de Parla!?
Un año antes había asistido en esa localidad a un curso de informática y de ahí, me recordaba.
No hay lugares perdidos en este puñetero país y tuvo que elegir el nuestro. O según se mire, nosotros el suyo.
Reportaje sobre el Alto Tajo; (muy interesante):
http://www.youtube.com/watch?v=UBPqX8i0mOM&feature=related
Puente de San Pedro:
http://www.youtube.com/watch?v=NY7MlfhF94M&feature=fvwrel
Alto Tajo; capítulo I:
http://www.youtube.com/watch?v=2DB_JD96mRw&feature=related
Alto Tajo; capítulo II:
http://www.youtube.com/watch?v=zyat0CpbKMw&feature=relmfu
Alto Tajo; capítulo III:
http://www.youtube.com/watch?v=7WD28NeOZXg&feature=relmfu
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