Llevar agua. No hay fuente.
Ropa de abrigo para visitar la
mina.
Calzado cómodo a poder ser
deportivo.
Llevar bastón de apoyo.
La mina no es accesible para
silla de ruedas, sí el resto de instalaciones como por ejemplo el museo.
La mina de hierro, ubicada en
Cueva Del hierro (Cuenca), minúscula población cercana a Beteta, ofrece una muy
interesante e increíble opción de ocio, comprimido en apenas un par de horas
podremos conocer retazos de legendarias culturas, así como las consecuencias
socio culturales y económicas que complementan eficazmente el enorme potencial
turístico de la comarca.
Nos alejamos de caminos y veredas
para fusionarnos con apasionantes pero terribles pasajes históricos de culturas
milenarias casi olvidadas.
Equipados con cascos de minero
facilitados en la oficina de información, a la entrada del yacimiento ferroso, previo
pago por la visita, descenderemos por varios tramos de escalones labrados en la
roca. La temperatura ambiental desciende acorde al creciente ascenso de nuestra
curiosidad. Denotamos polvo en suspensión. La fresca manta que se despliega
desde la boca de la mina, produce sensaciones escalofriantes; más por la brusca
bajada térmica, que por las terribles vivencias de los esclavos que allí fueron
confinados como topos, según nos va relatando la guía.
Retazo Histórico
Los celtíberos eran pueblos
ganaderos, de ahí su vida de trashumantes en busca de pastos y su aparición por
la Serranía de Cuenca. Poco a poco fueron asentándose en poblados,
denominados castros y supieron aprovechar los recursos cercanos, tal es el caso
de la mina en Cueva del Hierro. Podría considerarse como la primera explosión
demográfica de la península y consecuentemente, parte de ellos se dedicaban al
saqueo.
Los romanos llegaron a la
península en el siglo II a.C.; buscaron especialmente las explotaciones mineras
de Cartagena o la Sal de Minglanilla. Cueva del Hierro no escapó de esa
búsqueda.
El máximo
apogeo tuvo lugar en el siglo I d.c. con los Julios Claudios. Fue entonces
cuando en la provincia se construyeron las excelentes calzadas, entre ellas, la
que unía Cartagena con Zaragoza, pasando por Iniesta, Valeria, Segóbriga, Peña
de Escrito y Molina de Aragón. Por Beteta y Cueva, pasaba una secundaria de
ésta.
Es difícil
precisar cuando tuvo lugar el descubrimiento y aprovechamiento del yacimiento.
Posiblemente las culturas prerromanas, los celtíberos, fuesen los primeros
explotadores.
El
afloramiento superficial del mineral, la fragilidad y poca consistencia del
mismo, el bosque próximo (propiciador del carboneo), pudieron ser los
atractivos de la rudimentaria siderurgia.
Es seguro que
los romanos se desplazaron desde Ercávica, Valeria o Segóbriga para utilizar
esta riqueza natural. Prueba de ello son las calzadas romanas próximas a la
zona, (Peña de Escrito junto a la Herrería de Santa Cristina).
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