Gañanes para unos, de “moderna” para otros... Pero golosa y codiciada para todos... Así es esta cocina.
Tiempos que fueron siglos, de llana y simple supervivencia.
Los productos naturales, que siempre fueron muchos, de las tierras y las sierras (la caza, la pesca, las “hierbas silvestres”...) El paso y las estancias de unos y otros invasores, pero colonizadores, dejadores de muchas clases de culturas y conocimientos, también culinarios:
Romanos, visigodos, árabes y cristianos...
Unos y otros, han legado un recetario culinario muy singular y cada día más apreciado por los paladares más exigentes, cuyo resultado es una combinación “bastarda” para bien, de muy nobles y refinadas fórmulas con los más humildes hábitos; obedientes a unas economías las más de las veces, producto de la mera subsistencia.
A juicio de los más expertos, la cocina conquense parece “noble, simple, fuerte, caseramente sofisticada”:
El Cordero Asado al Uso y al Guiso de la Caldereta, son sus platos más emblemáticos. Aunque, al decir de muchos entendidos, no por ello tienen que ser ni los mejores ni, siempre, los más aconsejables.
De aquí también es el Morteruelo, una especie de paté caliente, solo que ¡ojo!, lleva en sus entrañas nada menos que “algo de perdiz, un tanto de liebre, bastante de gallina, un poquito de hígado...”
Y, ¡cómo no!, el que llaman Gazpacho Manchego. Elaborado a base de torta de pastor, jamón y carne de caza de la que, la temporada lo permita.
De mesa honesta, humilde y orgullosa, de lo que haya, mucho; y mucho más si forastero es.
Judías con Perdiz, Sopas de Ajo de la zona... O sus Migas Ruleras, que acompañan con un toque de uvas.
Especial mención merece el Tiznao, receta sabiamente elaborada a base de bacalao y pimientos asados.
Los Galianos, que Cervantes quiso referir en El Quijote, que hoy también llaman Gazpacho de Pastor, al que algunos gastrónomos no dudan en llamar el padre de la pizza.
El Atascaburras, que viene a ser una especie de puré de patatas con miga de pan.
Los Artabagos, un plato de composición simple pero sorprendentes resultados: patatas fritas en aceite y manteca en forma de pasta aderezada con ajo, pimienta y pimentón.
El Alajú (la comida de Alá), postre de incuestionable origen árabe; elaborado a base de almendras o nueces molidas, pan y miel, que resulta una sabrosísima torta.
Para rematar toda buena mesa nada como una copita de licor, exclusivo de la comarca, llamado Resolí.
lunes, 20 de octubre de 2008
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